martes, 19 de diciembre de 2006

DEVORADORES DE CANAPÉS

Me masturbo, me masturbo en tu cara. Esto es un blog. Como dice Hiro, un colega nipón, los blogs son masturbaciones en la red. Sirven para follarnos nuestra vanidad y para desparramar sabiendo que sólo nos leerá alguien que se confunda de página, o algún que otro colega que le divierta la diseminación mental. El semen se esparce en forma de letras que forman frases y en ellas se traviste una soledad sin precedentes: la soledad del siglo XXI, ni mejor ni peor que las soledades de los siglos anteriores. Quiero hacer una pequeña aclaración, por si alguien ha llegado a dudarlo: no tengo semen, porque soy mujer, pero como si lo tuviera, porque este líquido sale de mi cerebro y se llama como yo desee que se llame y tiene la textura que se me antoje. Me masturbo en tus ojos solo porque creo que a estas horas de la noche no tendrás la cámara encendida. Porque me importa poco lo que puedas pensar de este texto. Porque es espeso pronunciarse sobre los guionistas (véase la reflexión: GUIONISTAS: CAMINO DE LA GLORIA), aunque necesario, y me quiero desquitar de la otra noche. Lo es también expresarse sobre los escritores, esto no es tan necesario, ya se expresan ellos por sí mismos con libros vulgares y comerciales o con artículos en periódicos, básicamente de lo que viven. Las páginas de los mismos nos infectan con noticias basura, con opiniones políticas mayormente vulgares escritas por ¿escritores? ¡Ah no!, por periodistas, que muchos se consideran escritores. O escritores periodistas... No leo los periódicos. No hay ninguna tendencia política que quiera asentar en mi cerebro, por eso no me identifico con ningún diario, ni semanal, ni mensual. Como no pierdo el tiempo en leer el periódico, me masturbo. Ya que tengo que dedicar mi tiempo a algo, prefiero hacerlo a este placer. A masturbarme en el blog, una adición funesta y vulgar como las muchas adiciones que hay. Los lectores de libros malos y los lectores de periódicos son también adictos a perder el tiempo. Y la culpa de que los lectores de libros malos pierdan el tiempo la tienen los escritores del mercado. Los que inundan los grandes centros comerciales. Muy bien sabemos todos a los que me refiero, pero no quiero nombrarlos para hacerles publicidad gratuita. Los escritores ¿best sellers? son primos hermanos de los guionistas comerciales –que en realidad son pocos. Ambas familias se retratan en las revistas de la prensa rosa literaria y se pegan codazos en las fiestas, a escondidas de los fotógrafos, tratando de agarrar primero el canapé más jugoso. Y para parecer interesantes hablan de política, exactamente de la misma de la que escriben. Es más, se repiten. Están acostumbrados a vivir siempre dando la misma conferencia. Los escritores del mercado también se masturban pero lo hacen en las tapas de sus libros, frente a su propia foto, mejor si es en color, con libros detrás. Los guionistas se masturban un poco menos porque les resulta bastante más fácil poner a los personajes de sus guiones a follar, así se desquitan. El productor quiere sexo en el guión. Sexo, sexo, sexo. El sexo vende. La masturbación, si es disimulada, también. ¡Cuidado con los canapés! A veces los camareros de las fiestas pacatas, hasta el gorro de todas estas familias de chaquetas desgastadas por los codos, se masturban en la cocina, encima de las bandejas de los codiciados canapés. Desde luego a mi me lo han contado. Por eso lo celebro masturbándome en mi blog, dejando correr mi semen por tus ojos ahora que se que has encendido la web cam.
Un buen libro, para amantes de los escritores a los que no les gustan los canapés: los escritores que dejan de escribir. Enrique Vila-Matas. Bartleby y compañía. Anagrama, 2005.

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