Desde hace unos días tengo una nueva voz de la conciencia que se deja ver justo cuando abro este blog. Es cierto, lo tengo un poco abandonado, pero esa vocecita angelical me lo impide. Tiene un tono de voz cálido, pequeño y casi transparente. Es igual que un duende de orejas alargadas y mirada de pillo. Y sí, he de reconocer que se me ablanda el corazón cada vez que le escucho esa vocecita alada que me dice: no me dejes, dame de comer algo más, ahora que me había acostumbrado. Y esa simple vocecita es suficiente para que me anime a teneros al corriente de mis pequeños menesteres literarios.
De momento incluiré otro microrrelato de mi viaje a Japón, incluído en el libro de varios autores Sexo, colores y cianuro. EDAF, 2006.
DORADO
La mujer real que vive en el templo de oro imaginario que una vez hubo en un Tokio imaginario, es una japonesa rubia de ojos verdes, casi cristalinos. El reflejo de su imagen en el lago imaginario el templo es dorado, como los árboles que la iluminan todas las noches, cuando los jardines se quedan vacíos.
1 comentario:
Sabia esa voz, que te dice lo que a muchos nos gustaría decir... la voz expresa nuestras opiniones y nuestros sentimientos... :D
Gracias por hacerla algo de caso :)
^_^
Besos
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