Alice, Sara y yo. Nuestros padres no nos merecen. Hemos crecido fuertes y reivindicamos libertad. Les obviamos como algo casual y queremos estar lejos de sus sombras. Ahora ya podemos, pero hasta hace poco nos obligaban a convivir con ellos. Estos padres biológicos son los seres más vergonzantes de nuestra existencia. Las tres lo sabemos. Por eso somos almas solitarias que nos comunicamos sin palabras y cuando alguien nos pregunta por esos alienígenas contestamos mirando hacia delante.
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