domingo, 27 de marzo de 2011

TECNOREVOLUCIÓN SIN CENSURA

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"La red pertenece sobre todo a las nuevas generaciones y serán quienes decidan lo que será en el futuro" A esta frase entresacada del libro EL ESTADO DEL MALESTAR. Capitalismo tecnológico y poder sentimental, de Raúl Eguizábal, Península, 2011, añado: "Mientras la viejas generaciones tratan de guiar las conciencias de esos jóvenes para no quedarse sin huevos de la gallina de oro". CENSURA, en definitiva, que no es más que el miedo de los que dominan los medios a quedarse sin poder. La censura siempre va de la mano de la política y de las conciencias más débiles del hombre social (por naturaleza o por exigencias del mercado o por deseos políticos o por cuestiones lógicas de evolución y protección de la especie).  

Por desgracia, desde los inicios de la historia ha existido una censura atroz. Desde los primeros libros conocidos como la Ley del Talión, la Biblia, los primeros escritos orientales... En todos ellos se crea una parte de ficción (que en el fondo no ha cambiado mucho a lo largo de la historia) que nos narra hechos trascendentes de personajes mitad dioses, mitad demonios, que guían a sus pueblos. Ignorancia o más bien aprovechamiento de los listos de la clase, que siempre los ha habido...  Desde luego, los primeros humanos que aprendieron a escribir ya tenían una imaginación desbordante y eran lo suficientemente atrevidos y osados para saber que esos escritos guiarían a muchos y, por lo tanto, debían de ser "retocados" a imagen y semejanza de los poderes. Desde ahí a los manuscritos, el papel, la imprenta,  periódicos, revistas, cine, radio, televisión... ha sido siempre igual. Luego llegó internet que tiene cine, radio, periódicos, televisión y otras cosas como redes sociales, blogs, negocios... todo junto. El que tiene la capacidad, la habilidad, la destreza o simplemente la posición de poder estar en esos medios tiene en su mano la pluma censora, sabiéndolo o no. Hasta no hace mucho quien ostentaba el poder en los medios lo tenía muy claro: hombres como Ullstein, Northcliffe, Beaverbrook, Hearst o Murdoch, por citar tan solo algunos de los hombres que han dirigido varios grupos editoriales a lo largo de los últimos siglos y que han influido tan directamente en la "historia", sabían que un buen titular puede derrocar un gobierno, y que una buena campaña propagandística puede conseguir cambiar voluntades de la noche a la mañana. Hoy en día es exactamente lo mismo, nada de esto ha cambiado, excepto el NUEVO MEDIO y EL CONSUMIDOR. A los periódicos se han sumado las televisiones, demasiadas, cada vez más, ventanas que supuran entretenimiento de postín y propaganda de moaré, y nuestro nuevo descubrimiento tan amado y odiado llamado internet, con el que los de nuestra generación llevamos 20 años trabajando -desde que se implantó en el país-, nada más y nada menos, y que los mayores, los que ostentan el poder en los medios, están, simplemente descubriendo. Por supuesto los grandes magnates de hoy tienen equipos de jóvenes formado en buenas universidades que les ayudan, por un módico precio, a no quedarse desbancados del "what's going on, man" en ese medio nuevo que muta y se expande cada mes. Pero como por suerte EL CONSUMIDOR ha cambiado y ya lleva años consumiendo basura ideológica y todo parece un poco más sofisticado y complejo con los nuevos medios pues los magnates lo tienen un poco más complicado a la hora de conseguir que su propaganda electoral haga mella en la opinión pública que también ha cambiado del nuevo medio de comunicación social. Y si, claro, la censura, el verdadero "eje del patetismo desilustrado" viene haciendo compañía a los que creen que todavía ostentan una cuota de poder. Me alegra saber que la censura, al igual que todo lo demás, se ha desvirtuado, y ahora, ante la pérdida de referentes, ni siquiera la censura esté de moda en los nuevos medios (aunque haberla hayla).  Claro que siempre, y durante años hemos hablado de esa autocensura del pensamiento que nos hacemos. Yo cada vez lo creo menos. El miedo existe, la autocensura, la muerte, los magnates, la miseria, la risa, la voracidad... Pero también hay mucha más gente despierta que no tiene temores de decir lo que piensa, temores de autocensura de quedarse sin trabajo, sin dar de comer a sus hijos, sin poder echar gasolina al coche... Ahora hay muchas más voces críticas cansadas de la propaganda política en todas sus vertientes: cine, televisión, publicidad, prensa, agencias... Y aunque la censura exista y siga existiendo y no deje de existir, el CONSUMIDOR ya, por lo menos, un cierto y cada vez más numeroso porcentaje, sabe y DEBE SABER, no lo que nos cuentan, sino aquello que no nos cuentan. Eso es lo que gracias a internet y lugares como Wikileaks (siempre me he preguntado quién pone el dinero para que esto funcione y con qué finalidad... pese a todo lo que se dice), twitter, facebook, empezamos a saber. Claro que hay tanta información, tanta paja, tanta empresa que lleva cientos de cuentas de twitter de grandes empresas para llenar la red de propaganda, que podemos perdernos en el camino de la verdad. La red claro que pertenece a las nuevas generaciones, por eso no queremos que haya censura en ella, no queremos propaganda, no queremos publicidad y ya hemos empezado a crear un manifiesto. La censura es libre, como el hombre, pero nosotros tenemos que aprender a vivir sin ella, igual que sin las guerras, igual que sin la weltpolitik, igual que sin intermediarios, igual que sin subvenciones y "amiguetes del favor del momento", igual que sin grupos políticos que no nos representan en absoluto, igual que sin medios de comunicación que nada tienen que ver con nuestro mundo y nuestra realidad, que nos copian a  nosotros los contenidos, que van siempre tres pasos por detrás y se dedican hoy en día a copiar ideas que encuentran en las redes sociales. Son, en parte, los periodistas los que también están haciendo mucho mal a esta sociedad, no todos, pero sí la mayoría de incompetentes, de plumillas que se autocensuran para cobrar a final de mes, de los que se llaman periodistas y PERMITEN la censura de abajo y de arriba sin denunciar a otros poderes la corrupción económica, ideológica y escatológica que existe en muchos rincones de esta sociedad. Si igual que el tema de la construcción en España esto ya se veía venir; ya llevamos muchos años en esta transición y la llamada democracia mal entendida que se se vive en España. Si todo esto les queda grande y todavía están aprendiendo... Con grandes sueldos, claro, con el apoyo del señor Juan Carlos, y sin entender de qué va todo lo nuevo, la red, los usuarios, los nuevos consumidores (que no son los viejos consumidores que querían un coche mejor que el de su jefe para aparcarlo al lado del suyo). Los de ahora somos los que no queremos muchas cosas con las que llevamos años conviviendo (obviando que cualquier tiempo pasado fue peor) y sí sabemos lo que es la censura y la propaganda y las cosas mal hechas, queremos que los partidos vivan la realidad de la calle y no su realidad de los pasillos de las Cortes a los coches oficiales. Claro que vivimos en una tecnodemocracia, como dice Raúl Eguizábal en EL ESTADO DEL MALESTAR, pero ni siquiera los censores saben qué es eso exactamente y hasta donde puede llegar. Hay muchos sufijos que se pueden añadir a tecno. Y estoy segura de que los pocos que leáis esto sabéis qué término es el que mejor encaja como sufijo de tecno ¿verdad? Sin censura viviremos mejor, aunque no pueda extinguirse del todo porque es parte del propio sistema. Podemos minimizarla. Podemos hacer muchas cosas juntos. Y eso, de momento hoy, y con cierto cuidado de la censura, se puede hacer en la red. 

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