jueves, 4 de diciembre de 2008

KATASE BEACH, SHONAN






Estas son algunas de las fotos que hice al llegar a Tokio desde Madrid: 12.598 de distancia. Aunque parezca primavera están tomadas el 30 de noviembre de 2008, dos horas después de aterrizar. Ayumi, Tadashi y Toki me llevaron a uno de mis sitios preferidos: las playas de la zona de Shonan, en Kamakura (a una hora de Tokio centro en tren). Fue la capital de Japón entre los años 1185 y 1333, durante el periodo Kamakura, conocido como un momento de grandes cambios políticos, militares y religiosos. Hoy lo más turístico de la zona es el Daibutsu, el segundo buda más grande de Japón, que todavía no he visto ni tengo demasiada prisa por ver, aunque vivo a unos minutos de distancia en bici. Hay tantos budas en los templos de todo Japón, que son unos pocos, y que además el budismo pega fuerte, que dedicar el tiempo a ver ese dispendio, poco me importa. Ahora, que ya no vivimos en el periodo Kamakura, lo mejor de esta zona son las playas, llenas o vacías... Dani me comentaba hace poco por el Facebook, después de colgar las fotos, que alucinaba con que hubiera tantos surferos en Japón. No es que haya tantos surferos, que sí, pues ver más de cien puntos negros esperando olas impresiona, sino que hay mucha gente y proporcionalmente hay más de casi todo en comparación con España: gente, comida, máscaras, maletas, carteras, abrigos, gorros, coches, bicis, tiendas, estaciones de metro, campos de fútbol, beísbol, empresas, dinero, libros, educación, limpieza...

2 comentarios:

Conrado Arranz dijo...

Muchas gracias por tus noticias; la verdad es que no sé por qué, enseguida me he imaginado a cientos de surferos frente a un mar completamente en calma, sentados y reflexionando, a espaldas del segundo Buda más grande de Japón, sin que suponga un sacrilegio. Un abrazo, por esta orilla te esperamos.

2Win dijo...

Así es... La imaginación acierta cuando en la mirada hay algo más que aquello que se puede tocar. Hoy he visto al Daibutsu (el Buddha) y a los surferos, unos metros más allá, así que tu imaginación se ha adelantado a mi viaje físico. Quitando que hacía un frío tremendo, los lobos de mar humanos ahí seguían tumbados sobre sus tablas esperando una ola. Besos desde el otro lado.