martes, 25 de noviembre de 2008
STORYTELLING
lunes, 24 de noviembre de 2008
SAKE: LA ARMONÍA ENTRE DOS SABORES
lunes, 10 de noviembre de 2008
SANKAI JUKU Y USHIO AMAGATSU
La imágenes de algunos sobrevivientes del holocausto nuclear de Hiroshima y Nagasaki, en 1945, que caminaban desorientados, con sus cuerpos destrozados, los ojos reventados y la piel cayendo a tiras provocaron una reacción de repulsión y asco en la sociedad civil superviviente. De ahí deriva el Butoh, la danza de la la oscuridad, la danza expresiva que denuncia el miedo y el horror.
El en Butoh el cuerpo habla dentro del vacío, la sutilidad y la fuerza despliegan armonía de movimientos creando atmósferas inquietantes. Los sonidos y la música acompañan para profundizar en las emociones soterradas, que afloran y producen goce visual. El cuerpo que es el arma se pinta de blanco para hablar de la desnudez, las extemidades se contorsionan, las facciones expresan muecas de dolor; la pasión es el arte, la expresividad atajada con maestría. Cada bailarín propone su imagen de la belleza dentro de la deformidad. La atmósfera que se crea provoca alarma.
Los dos grandes fundadores del Butoh, Kazuo Ohno (1906) y Tatsumi Hijikata (1928-1986) pensaban que su arte tenía el propósito de recorbrar el cuerpo primigenio "el cuerpo que nos ha sido robado". Hijikata escandalizó con la presentación de su obra Kinjiki (Colores Prohibidos) en 1959 a la comunidad artística nipona mostrando ojos desorbitados, penes metálicos, travestismo y una expresividad corporal atroz nunca vista anteriormente. El culto al feísmo y la denuncia social.
Ohno ha creado un taller e impartido clases durante los últimos año en Japón. Les dice a sus alumnos "si quieren comprender sus propios cuerpos deben aprender a caminar bajo el mar, en el lecho marino. Conviértanse en polvo de polilla. Todas las huellas del universo se encuentran en las alas de una polilla. Yo aprendí Butoh en el viente materno. De hecho, todas las formas de danza provienen de esa misma fuente". Otro de los talleres más populares es el de Sankai Juku, creado por el bailarín y coreógrafo Ushio Amagatsu, que acaban de reprensentar Hibiki (Ecos del más allá) en el Festival de Otoño de Madrid. En su nueva obra presentada de gira por Europa Amagatsu sueña "un paisaje donde los bailarines contienen sus movimientos sin tocarse, reteniendo una luminosa y poética belleza". El minimalismo de la escenografía, el agua, la tierra y la sangre, el sonido terrible y profundo, la melancolía, la vida, el amor, la muerte. Todo está contenido dentro del cuerpo en tensión, todo estalla a los sentidos cuando te dejas llevar por las luces y el movimiento. Es lo que Amagatsu llama "danza de la intuición".
Amagatsu pertenece a la segunda generación de bailarines de Butoh y funda la compañía Sankai Juku en 1975, exclusivamente masculina. En 1980 la compañía fue invitada a Europa, primero a Francia, donde sensei Amagatsu conoce a mi madre, y luego Europa y Latinoamérica donde ella les acompaña. Mientras yo, en esa época y lejos de ellos, bailo butoh en el vientre de mi mamá, ya que por lo visto, según los maestros, es ahí donde se aprende.