Hace tiempo que no escribo en el blog por varias razones:
Falta de tiempo, en parte, porque el poco tiempo de que disponía para estos menesteres se lo dedico al consumo afectivo, una especie de inercia que me han provocado desde hace tiempo las redes sociales y los vídeos de internet: Facebook, Twitter, Linkedin, Vimeo, Youtube.
Falta de motivaciones, puesto que esta inercia del consumo de información en la red, alguna útil, otra no tanto, con la navegación rápida tan solo te deja con el regusto del titular que se corresponde a lo que antaño nuestras generaciones mayores hacían y hacen habitualmente a la hora del café, que es leerse un periódico en papel pasando las hojas rápidamente (de ahí el éxito que tuvieron/tienen los periódicos gratuitos que los partidos políticos distribuyen en los metros y/o cafeterías de las ciudades).
Y finalmente, esta también creo que la compartimos muchos, desidia social y política. La falta de creencia y pertenencia. Es como cuando éramos todavía más jóvenes y nos dábamos cuenta que lo que decían nuestros padres o abuelos, por mucho que creyeran era bueno para nosotros, no tenía ningún sentido, vivían en otra realidad distinta a la nuestra, y lo mejor para no cabrearles, cabrearnos, era callarnos la boca y asentir como si ellos llevaran la razón. Luego íbamos al colegio, los institutos y las universidades y nos desahogábamos hablando de ellos. ¿En qué mundo viven?
Pues bien, tras todas esas fases que he vivido en estos últimos meses, necesarias siempre y cuando el cuerpo las pida, he decidido empezar a leer el profundidad algunos temas en concreto. Igual que antes del 11-M se palpaba la rabia, el asco y el miedo en parte de la sociedad española, cansados de escuchar cantidad de salvajadas, mentiras y, lo que es terrible, censura en los medios por parte del partido gobernante, ahora se siente el miedo en los políticos, en los artistas, en los "culturetas" que ya han hecho su abril y su mayo. Desde luego ellos hacen las leyes y tienen la sartén por el mango, y están haciendo unas leyes termidorianas, el terror hacia esos jóvenes que tienen su mundo a parte y un día, mientras comen, el chaval se levanta y dice: Sabes, papá, no tienes ni idea de nada. Me voy de casa. Tú no puedes ser un ejemplo para mi futuro, de seguirlo estaría perdido. Entonces el padre levanta la mano, sintiéndose (curiosamente) él amenazado, y le dice: Tú no te mueves de tu asiento. Yo soy tu padre. ¿Os suena de algo? Y qué es lo que hace el hijo: Tú no me has cuidado en la vida, yo ya soy mayor de edad, se lo que quiero, tú solo me has cuidado cuando te ha interesado y para sacar algún provecho futuro de mí. Pues mira, tengo dos opciones: o irme por las buenas, o irme por las malas ¿no se supone que vivo en un país libre? Pues eso es lo que están haciendo los políticos con la red, con internet, con los jóvenes y consumidores de internet que por suerte cada vez son más.
Este ogro gigantesco que necesita alimentarse cada día, el "nuevo capitalismo" de Skype y Google, como lo llama Amador, esta red casi infinita de la que ya somos parte por encima de nuestros padres, gobiernos, estados y fronteras, esta red que nos conecta con los nuestros de todo el mundo: jóvenes como nosotros que entienden de qué va esto (porque hemos nacido y nos hemos formado chupando de los tentáculos del gran monstruo que nos entiende, nos da calor y regocijo), y caras de otros con los que sentirnos identificados... Esto es lo que tratan de destruir desde Estados Unidos (curiosamente ellos dieron vida al monstruo que también se les rebeló). Todo hijo que quiera evolucionar tiene que rebelarse ante el padre, ya lo decía Freud. Y todo padre que se precie, que quiera a su hijo de verdad, debe apoyar a su hijo en el camino, darle la mano y crecer con él para que haya un entendimiento de por vida y para algo más importante: PARA QUE EL HIJO CUIDE AL PADRE DE MAYOR. Si el padre le quita libertad, le azota y le prohíbe (como medida de miedo), cuando el hijo salga de esa cárcel, jamás echará una mano al padre. Y NO AL REVÉS COMO DICEN LOS POLÍTICOS. La ley Sinde conseguirá que los escritores, directores, intelectuales, juntos en un futuro en la red, consigan cosas para vosotros. ¿Pero no se han dado cuenta los padres que son ellos los que nos necesitan? ¿NO SE HAN DADO CUENTA TODAVÍA QUE ESTA ES LA LUCHA DE TODA LA VIDA Y QUE LAS COSAS NO SE HACEN CON MIEDO, TEMOR Y LO QUE ES PEOR, IGNORANCIA? ¿No han visto que niños de 14 años enseñan a sus abuelos a entrar en internet? Pero si hasta todavía hoy, las generaciones mayores, siguen cuestionándose el uso de un simple ordenador como máquina de escribir... En esta materia, lo siento señores, por muchos asesores de los que se rodeen, no tienen ni idea de qué materia está hecho el monstruo. Claro que es normal, teniendo tantos frentes abiertos.
Hoy vuelvo al blog, porque aunque hay millones de blogs en el mundo, y puedes encontrar casi todo lo que buscas, e incluso puedes encontrar la misma información asentada en varios lugares, me he dado cuenta de que Twitter o Facebook no te dejan reflexionar demasiado. El consumo de información es demasiado rápido y quien no se conecta a la misma hora es posible que no vea tu comentario. Y de verlo, nadie te asegura que tenga tus mismas inquietudes y el comentario, la crítica o la mini reflexión pase, tan simplemente desapercibida.
Hoy vuelvo al blog porque llevo días protestado por la Ley Sinde, siendo, de alguna manera, creadora. Pero no de las creadoras que cobran derechos de autor, algo que me es indiferente, pues solo para cobrar hace años derechos de autor de algunas obras audiovisuales, la bronca empezó con los porcentajes entre guionistas. Y llegados a ese punto me dio pereza comprender el sistema del comportamiento humano. Vuelvo al blog porque leyendo opiniones de un y otro lado me encuentro con un artículo escrito por AMADOR FERNÁNDEZ-SAVATER que aunque lo ponga en mi muro se que pocas personas leerán. Por supuesto me siento identificada con sus opiniones. Las redes sociales son más para quedar, hacer comentarios jocosos, o publicitarse uno mismo que para leer textos en profundidad.
El artículo de Amador no tiene desperdicio (se puede ver el enlace accediendo desde el título de esta entrada). Explica con gran claridad y precisión de qué va esto de la Ley Sinde, quienes opinan, quienes son invitados a opinar y por qué. Que Alberto García Alix, Cristina García Rodero, Juan Diego Botto, Manuel Gutierrez Aragón y demás participantes a una cena pagada por nuestros impuestos (que a estas alturas es lo de menos) tengan miedo de los jóvenes, no tengan ni idea de que va la red, cómo funciona, ni nada por el estilo, dice mucho de este país. Que algunos de sus hijos bajen cosas de red no nos sorprende. Todos sabemos que algunos de ellos fueron en los 80 y 90 los progres (con dinero, hijos de sus mamás y sus papás) de España. Pues bien, es normal que tengan miedo cuando ya no tienen ni idea de lo que se cuece alrededor. Que vean que sus ingresos merman porque el 10% de los que ven sus maravillosas películas y fotos lo hacen por la red (y que den gracias, que los internautas buscan otras cosas de mayor calidad o acción). ¿PERO NO SE DAN CUENTA QUE EL MIEDO QUE DICEN EN LA CENA TIENEN A LOS JÓVENES -QUE LO ES, PORQUE NO SABEN COMO CONVENCERLES- NO ES MÁS QUE EL MIEDO IMPUESTO DEL IMPERIO (que puede más que tener a los hijos contentos porque el imperio premia con bienes materiales y económicos pero los hijos solo gastan) DEL CABREO QUE TIENEN LOS AMERICANOS CON LAS DESCARGAS DE SUS PELÍCULAS DE PROPAGANDA CINEMATOGRÁFICA? ¿QUE QUIEREN EMBOLSARSE MÁS DINERO, TODO LO QUE PUEDAN, DE TODOS LOS LUGARES, PARA SEGUIR FABRICANDO ARMAS Y COMPRANDO PETRÓLEO? ¡¡¡Acabáramos!!! Que las Ley Sinde, como la mayoría de lo que sucede en este país desde hace tiempo, y seguirá siendo, esté quien esté gobernando, no es más que una bajada de pantalones ante los alemanes, franceses, americanos y chinos. AGRADEZCO LA LEY SINDE, porque los historiadores necesitan ponerle un principio a las cosas. Y SOBRE TODO AGRADEZCO A AMADOR FERNANDEZ-SAVATER haberle puesto nombre y apellidos a la ignorancia que se vive en este país.
Algo bulle en mí, como bullía antes del 11-M. Y no es exactamente un cambio de gobierno, para nada. A estas alturas es casi indiferente que gobierne el centro derecha o el llamado centro izquierda. Es un cambio social el que se palpa. Cambios necesarios para evolucionar y no quedarse estancado. Cambios en silencio, en la red, sin enfrentamientos en las calles, sin muertos pero con víctimas. Porque los jóvenes, algunos de ellos, no sabrán escribir bien, cojearán a la hora de saber quién es quien y el background real de los que tienen enfrente, pero les darán cien vueltas a muchos a la hora de conseguir algo en la red en cero coma. La misma administración dejaría de tener sentido si estos jóvenes trabajaran para ellos. Da miedo ¿verdad? Da miedo que para algunas cosas que interesan se abaraten los precios, y da miedo que para otras se mantengan. Claro que da miedo. La ignorancia da miedo. Y aunque algunos jóvenes ignorantes tengan miedo, son mucho más echados para adelante que aquellos no tan jóvenes que ya están acomodados. Claro que ellos han vivido la guerra. Sí, mis grandes y loados respetos. Vivir la guerra no da privilegios, da perspectivas. Da humanismo. Da grandes valores. Pero las guerras son infinitas, constantes: sociales, económicas, religiosas... Vivimos en guerra dentro del sistema "democrático" imperial de occidente. Así que está claro que algo huele a podrido en Dinamarca y que la red no tiene fronteras.
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