martes, 30 de enero de 2007

GOYAS Y BURBUJAS

Mer, Princesa Leia, sus dos colegas y yo - con la burbuja en su punto. Premios Goya. Madrid. 2007


Antonio Dechent nos guió por los pasillos del Palacio de Congresos en busca de uno de sus deseos más preciados. Lo encontramos en la sala vip donde los actores y actrices que salían a entregar y/o recibir los Goya seguían el evento por la televisión: Isabel Coixet, Ernesto Alterio, Pilar Bardem, Juan Diego, Oscar Jaenada, Elena Anaya, Najwa Nimri, Eduardo Noriega, Santiago Segura, María Adánez, Belén Rueda, Daniel Guzmán, Goya Toledo... y muchos otros de los que o no recuerdo o ni me se los nombres. Quizás puedo recordar algún escote impertinente, artificial y atrevido, y puedo recordar entre el vapor de la resaca etílica los pocos (tres) aplausos que recibió en la sala el Goya de Penélope Cruz a la mejor actriz. No hace falta que explique este último punto. Pero así es, no había mucha emotividad dentro de la sala vip, solo nervios ante el momento estelar de salir a entregar el Goya. Así que lo de Penélope a lo mejor no es tan críptico como yo lo veo. Por lo demás, la sala se empezó a llenar cada vez más, a medida que el evento se acercaba a su fin. Los comentarios, que se embarraban unos con otros y se convertían en un ruido continuado, subían de nivel. Las compañías de algunos y algunas bebían, como nosotros, para matar el tiempo, compartiendo las burbujas de la felicidad: el alcohol, pero en su justa medida. Nosotros, como no teníamos que salir a entregar ningún premio, directamente pasamos de la medida y nos aliamos a Dechent, aunque difícil seguirle el ritmo.
Caminando por los pasillos me enteré del Goya a Pepe Quetlas que quiso compartir con DDT, un bonito y justo gesto, y vi subir al estrado, una vez más, al querido Reyes Abades. La pequeña gran familia sigue agasajando los cumpleaños de los tíos y los abuelos y los mejores de lo que tenemos. Está bien celebrar cumpleaños rodeados de los que uno quiere, porqué no. A Almodovar, sin embargo, no le gustan los cumpleaños en compañía de los miembros de la Academia, comprensible, imaginando el sabor añejo de esos miembros. Pero teniendo en cuenta que lo de comer miembros se lleva cada vez menos -a mi me resulta demodé en estos tiempos que corren-, bien podría haberse saltado a la torera su manía personal y ambientado el lugar con un sabor a marca del deseo. En cualquier caso, qué más da. Lo más bonito de mi primera parte de la noche fue solidarizarme con Santiago Segura, decirle que nunca me ha gustado su cine, pero que debido a que se comportó como un caballero, decidí respetarle y quererle a partir de ese día. Nos entendimos. Espero no haberle herido, pues ya se sabe que uno está de cachondeo, con las burbujas, y puede que el otro no esté de la misma guisa y se sienta ofendido.
Al terminar la gala nos elevamos por las escaleras mecánicas a la parte de arriba del Palacio donde se degustaba comida y, algunos como nosotros, seguíamos bebiendo. Los que empezaban a beber ahora, los que de verdad se sentaron a ver la gala, aplaudieron, se rieron y se emocionaron, tenían su recompensa de casi cuatro horas de espera. Eran muchos, demasiados. No pude ni verles ni contarles. A lo más que nos acercamos fue a los Goya, les tocamos la frente, las orejas, los rizos y el belfo entristecido. Son apáticos y grises, no como los oscars que son más fálicos y luminosos. Nos hicimos fotos con las esculturas, con sus nuevos dueños, con los camareros, con la Princesa Leia, con las chicas yeye de rizos de peluquería, con el presentador de la gala, con todo el que se dejó y nosotros quisimos. Hasta que por fin dedimos salir pitando a la fiesta privada de Salvador, conduciendo con burbujas, en busca de Dechent, riendo con ganas y terminando la noche haciendo eses. Daniel Brühl aguantó mis comentarios sobre el guión en el que ando, con mucha educación y amabilidad. Se lo agradezco. Yo, al contrario, no estoy segura de haber aguantado alguien tan impertinente como yo con varias copas de más.
Los Goya estuvieron mucho mejor organizados que en pasadas ediciones y yo me lo pasé mejor que otros años. Así que, a parte de los premios, que no voy a entrar en cuestionar, y que me han parecido bastante justos, los premiados también fuimos nosotros.
¿Qué es el cine? ¿Y tú me lo preguntas? El cine son los premios Goya. Y a mi me gusta celebrar el evento con burbujas, es cuestión de alimentar la lorza, que pide mucho ultimamente. Lo demás es especulación, entre medias subvenciones, y al final distribución y mil pequeñas cosas más, feas de contar, casi secretismo de profesión. Pero cuando la cosa sale bien, con una buena historia de base, que delicia ¿verdad? Igual que cuando a uno le toca la lotería.

domingo, 21 de enero de 2007

DUENDE FLAMENCO


Las Carboneras. Flamenco dancers. January, 2007


Se muy poco de flamenco. La primera vez que vi una actuación en directo tenía dieciseis años y no me gustó. La segunda, tuve la sensación de que en ese arte maldito había algo más. A partir de la tercera vez, no me pude desenganchar. Hay algo que tiene el flamenco, ese duende del que hablan los gitanos, que se te mete dentro, tan dentro que te agarra la tráquea, se cuela por los pulmones, el corazón, el estómago, el intestino y se hace con tu alma. Tú no lo puedes remediar.
El jueves dieciocho de enero fuimos con Bernard Hill a Las Carboneras. A él le apasiona el flamenco y tiene una gran colección de discos. Ese día pudimos ver a las bailaoras Manuela Vega, La Tacha y Olga Pericet, acompañadas del guitarrista Juan Soto y los cantaores Ángel Gabarre y El Kanku. El invitado estrella era El Titi. No distingo entre soleá, seguirilla, fandango, malagueña, taranto, fandanguillo, martinete y otros cuantos palos más que proceden todos de las tonás, pero como toda historia musical que se precie, los ritmos, sonidos, cantes y bailes evolucionaron creando así un movimiento artístico de gran riqueza. Aunque no soy una entendida en materia, y a Bernard le pareció algo bastante enfocado a turistas, confieso que lloré de la emocion. Confieso que el duende se apoderó de mi durante unos minutos, y que con ese duende viajé por un espacio rítmico a la estratosfera, y que al bajar, algo dentro de mi había cambiado.

NOVELAS Y GUIONES

Celebro el final de mi primera novela corta terminada. Hay otras que de momento no he concluído. La emoción y el efecto internos son muy parecidos a cuando terminas un guión, solo que con éste asumes que el trabajo no es más que el princpio de una ardua lucha para llegar a contemplar tu historia en una gran pantalla, si es que tiene la posiblidad de llegar a pasar. Con el remate de una versión de novela, por mala que sea (también hay guiones malos, muchos, demasiados y algunos maravillosos), te sientes más realizado, porque lo lea alguien o no, tú mismo sabes que es un trabajo completo. Este es uno de los motivos por los que a los guiones no se les quiere dar categoría de obra literaria, porque están en continuo proceso de cambio, desde su primera escritura hasta la fase de la posproducción de la película. Es un buen ejercicio practicar estas dos formas de entender la ficción, que en esencia vienen a ser lo mismo. Lo único, saber de anteamno, que las novelas son mucho más agradecidas que los guiones, por unos cuantos motivos.

miércoles, 17 de enero de 2007

TÉCNICAS DE LIMPIEZA PERSONAL

Zen Garden. Kyoto. Japan. October, 2006

1. Dormir todas la horas que te pida el cuerpo.
2. Comer sano, beber agua y practicar un deporte que te guste.
3. Si el trabajo te deprime, déjalo.
4. Alejarte de la personas que te den mal rollo o te provoquen estrés. El mundo está lleno de gente maravillosa. Cuando alguien se va, alguien llega.
5. Dejar de fumar. A medio plazo te limpia por dentro y por fuera.
6. El dinero no es lo importante, sino el tiempo que puedas dedicarte a ti mismo.
7. Meditar vaciando tu mente de tensiones.
8. Limpiar el espacio personal.
9. Controlar tu salud con oligoelementos o productos totalmente naturales, con el asesoramiento de alguien que esté formado en la materia.
10. Evitar las medicinas con compuestos químicos, te curan unas cosas, te estropean otras.
11. Leer buenos libros, escuchar buena música y ver las películas que te apetezca. Mejor si te aportan algo.
12. Quedar con la gente que quieres y hace tiempo que no ves.
13. Reconciliarte con las personas de tu familia que creas importantes en tu vida, no por ellos, sino por ti.
14. Escribir tus problemas para que se desvanezcan.
15. No alterarse por las presiones. Hay personas que creen que los demás tienen que compartir sus problemas y su malestar.
16. No dejarse violar ni física, ni mental, ni intelectualmente. Las personas tenemos nuestros propios criterios vitales y nadie que se precie debe obligarnos a modificarlos.
17. No actuar con egoísmo, vanidad, ni por dinero. A la larga puedes ser rico, tener éxito, pero en el fondo no serás más que una persona sola, incomprendida y sin amistades verdaderas.

Seguro que hay muchas más. Estas son las que llevo tiempo practicando y me funcionan, hasta que no se demuestre lo contrario. Seguro que muchos conocéis alguna que hayáis practicado, que no esté en la lista, y que sea una buena técnica de limpieza.


viernes, 12 de enero de 2007

PORQUE LE DA LA GHANA

De pequeña coleccionaba piedras de colores con sus amigas de Ghana. Rocío volvió a Europa y viajó por en mundo buscando la mejor forma de realizarse. Y la encontró de nuevo en Ghana poniendo gran parte de su empeño en KWAABUETE COMMUNITY CULTURAL CENTER, en apoyo de sus amigas y sus amigos de la infancia, y los hijos de éstos, y todos los demás. Y lo hizo porque le dió la Ghana. Si te da la Ghana tú también puedes apoyar este proyecto.

http://dalaghana.blogspot.com


Rocío y Twiggy, un día de resaca.

viernes, 5 de enero de 2007

OTRO LIBRO EN BLANCO

Palideció. Sus manos valoraban el peso del libro. Escaso para mantener algo realmente interesante. Lo abrió tembloroso mientras el sol le ensordecía su mirada. Tenía las pupilas dilatadas igual que el alma. No quería encontrarse con un poema. Estaba cansado de los poemas y de los poetas. Malditos seres aburridos. El hastío le recorría las venas, agotado, tratando durante años de encontrar algo que realmente le sedujera. No había forma de libro, portada, textura, calidad y cantidad que en sí mismas le dijeran: esto es tu obra de arte. Por unos motivos u otros la esencia de lo que él denominaba la perfección no existía.

Abrió el libro por su única página. La textura y el grosor de la página no eran normales. Y lo más extraño de todo: dentro no había nada, absolutamente nada escrito. En uno de los lados encontró un pequeño relieve con una flecha negra pintada. Observó la flecha tratando de descifrar el significado. Así estuvo durante unas horas en el parque después de comprar el libro, caminando hacia su casa por las calles desiertas, en su casa vacía. Él había devorado todo cuando poseía de material: las sillas, las mesas, los electrodomésticos, los elementos tecnológicos. Todo menos los libros, maniáticamente ordenados. Paseó por su casa rascándose la cabeza con el nuevo libro en las manos. Lo compró en una librería pequeña. El chico que se lo vendió era tan misterioso como el libro. Pensó que sin que él se diera cuenta, trató de decirle algo con la mirada. Tampoco pudo entenderlo ni antes ni después pues seguía nervioso, de un lado para otro, pensado en qué contendría realmente ese libro. Enfadado lo tiró al suelo. Con el impacto la flecha se presionó y la hoja en blanco se convirtió en un águila.
Ahora el hombre sí que palideció. Tanto que se fundió con las paredes impolutas de su casa vacía. Y mientras observaba camuflado entre la pintura blanca de su espacio a ese ave rapaz se dejó llevar por la belleza más absoluta. Las tapas del libro se convirtieron en las alas que el águila desplegó con firmeza. A cámara lenta. El ave le observó y le ignoró a la misma vez. Desplegó su vuelo flamante y directo alrededor de la casa y finalmente voló con precisión hacia el hombre. Él calló, aturdido, entusiasmado, deleitándose con el maravilloso contenido de ese libro, esa obra más allá del arte, que se le clavó en el corazón. Cuando el vendedor de libros fue a reclamarle la venta de ese libro por una extraña confusión, lo único que encontró en la casa vacía fue una mancha roja en la pared y una pluma. Ni rastro del hombre, ni rastro del águila, ni rastro del libro. El librero cogió la pluma y salió sin miramientos por donde había entrado.

SEGURAMENTE NO

Te veo y te observo en silencio, de lejos. Pienso en ti en secreto. No puedo penetrar en tu espacio porque lo desconozco y el mio es demasiado complicado como para ofrecértelo. Te hablo y mi edad se difumina, mi voz se derrite. Nuestros ojos se encuentran en un espacio denso y prometedor. Posiblemente sea algo pasajero, como pasa a menudo con otros espíritus, que los presientes, te topas con ellos, compartes espacios cercanos y energías similares, pero pronto te alejas y olvidas. Seguramente no: es mucho más interesante que una ilusión pasajera.

martes, 2 de enero de 2007

TRES MUJERES LIBRES

Alice, Sara y yo. Nuestros padres no nos merecen. Hemos crecido fuertes y reivindicamos libertad. Les obviamos como algo casual y queremos estar lejos de sus sombras. Ahora ya podemos, pero hasta hace poco nos obligaban a convivir con ellos. Estos padres biológicos son los seres más vergonzantes de nuestra existencia. Las tres lo sabemos. Por eso somos almas solitarias que nos comunicamos sin palabras y cuando alguien nos pregunta por esos alienígenas contestamos mirando hacia delante.

IF I WERE A DOG...


PIM-LIKO, Harajuku, Tokyo, Japan.