viernes, 24 de agosto de 2007

RESGUARDADA POR LOS LIBROS

Escribir escribo, mucho, más de lo que quisiera, más de lo que uno puede imaginar: e-mails, chats, microtextos, relatos, guiones... Siento no compartirlo muy a menudo, al volverse uno cada día más exigente, le cuesta compartir aquello que no tiene la seguridad de ser realmente bueno... Entre medias de las correcciones leo, menos de lo que quisiera pero más que hace años; me divierto, suspiro y lloro con los personajes. Ahora me he enganchado a Julian Barnes, tiene un humor exquisito, ese humor contenido que en un segundo se convierte en carcajada, muy en la línea de El Guardián entre el Centeno. Después de leer El Loro de Flaubert, por recomendación de un amigo, me he comprado Talking it Over, en español Hablando del asunto (por cierto, este es otro tema que me vuelve loca, las traducciones de los títulos... una buena tesis para un nerd de la literatura, bien sure). Así es como matizaría Oliver el final de la sentencia. Oliver es el personaje más divertido de Hablando del asunto, un tipo peculiar, detestable y adorable a la vez. Lo que más me gusta de esta historia es la forma, a tres voces -Oliver, Stuart y Gillian- nada nuevo, pero le da mucha agilidad, consigue jugar con el narrador-lector, y a su vez sirve de contraste de los puntos de vista para conseguir un humor ciertamente mordaz y estupendo. Julian es aconsejable en todos sus textos. Y yo he decidido que le seguiré leyendo las tardes baldías, cuando lo último que quiero es que suene el teléfono o tener que aguantarle la charla a alguien por educación. Si puedo elegir, entonces, un libro. (Bueno, con algunas pequeñas excepciones que todavía me esperan a la vuelta de la esquina).

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