domingo, 30 de enero de 2011

EL MUNDO DE MAD MAX: ENTRE LOS PASTOS Y EL OLIMPO

El padre responde al hijo: Me preocupo cuando llegas tarde ¿Te has ido a Las Vegas sin avisar en casa? Eso parece, me he ido a ver qué pinta tenía La Vegas, y me ha parecido un lugar anodino, de cartón piedra, donde los que tienen tiempo para el ocio se juegan el dinero que han conseguido de forma poco transparente y se desahogan de lo que denominan "estrés laboral".

En Las Vegas hay un poco de todo, pero la mayoría oportunistas. Los jóvenes internautas saben hoy, de sobra, quién está detrás de muchas de las páginas (y quien no está y por qué). Y si no lo saben, lo imaginan. Es lo mismo que ha sucedido con en las monarquías, los imperios, y otras formas de gobierno. La alta burguesía o los hackers que se mueven en la sombra siempre saben. Solo que aquellos saben y callan porque se beneficia de ese "saber". Éstos saben y dicen. Y entre medias de estos dos grupos están los artistas (luego hay artistas que pertenecen a la burguesía y otros artistas sin padrinos que han nacido en el mundo de Mad Max). Por supuesto no todos nacen bendecidos por el agua bendita, y por supuesto que hay muchos que creen que cuando unos mueren ellos tendrán más posibilidad de rellenar el hueco. Pero los "internautas" no hablan de eso. El apoyo de los buenos artistas e intelectuales debe existir (el apoyo a los artistas que crean cultura, en general), igual que el apoyo a los parados, igual que el apoyo a las amas de casa. Hay buenos autores que nunca llegarán a nada pero  no porque el hueco esté copado por los buenos y no tan buenos cuyo mundo es Jauja y desean que perdure, no, no es por eso. Es por algo más que eso, algo consustancial al olor de un nombre, al subjetivismo que ese nombre representa en mor de un pasado, al favoritismo y la posibilidad de la devolución de ese favor en un futuro próximo. Algunos hay entre los 10 autores publicados, los 10 grupos de música que sacan discos, los 10 directores que se producen, posiblemente 2 son apuestas personales de los que tienen la mayor capacidad de decisión, apuestas emocionales y apuestas, algunas veces, buenas. Un porcentaje apenas perceptible teniendo en cuenta el ritmo al que se mueve el mundo. Algunos, muchos de esos llamados artistas, tienen un discurso y un contenido tan vacío, que no dejan de ser productos de mercado. El lucro que se genera alrededor de esa vaciedad es (hablando desde una sociedad donde perdura el catolicismo) prácticamente un pecado. Otros, los que pueden llegar a aportar, son necesarios para que el mundo de los creadores se retroalimente. Un mundo de autores donde siempre están los mismos el pensamiento y la cultura no crecen. Están al servicio del poder. Escriben tres frases provocativas cuando creen que les necesitan y luego siguen dando la misma charla durante lustros. Hacen un tema musical que funciona y luego se copian durante años y viven de su nombre en el cartel. Los autores deben tener su porcentaje de autoría, claro. ¿Pero quién decide quién puede ser autor y quién no? Si en el fondo, fondo, fondo, todos hablamos de lo mismo. Todos estamos diciendo que el mercado está corrupto y que por unos u otros motivos, tirando cada uno por un lado de la cuerda, lo que está claro es que quien maneja los hilos del mercado siempre saldrá ileso de todos los vituperios o enfados. Los que se lucran no son los autores (aunque algunos de ellos hayan tenido la suerte de estar en el lugar oportuno en el momento adecuado) sino los intermediarios del producto, penosos alguaciles de los que comandan ese mercado, los que mueven los hilos de los gobiernos, de las monarquías, de los burgueses con sus empresas, de los intelectuales que viven de algo, y del resto del pueblo llano que cuenta las monedas de cinco céntimos de euro para comprar una barra de pan.  Los intermediarios son los que han creado el caos. Su beneficio, a costa de no hacer nada productivo, ha generado desconfianza entre el que hace el producto, el autor, y el que lo recibe, el receptor. Y por encima de estos tres elementos que conforman el mercado: autor, INTERMEDIARIO y receptor, están esos que comandan en el Olimpo, se ríen y se dicen: Así es y seguirá siendo. ¡Qué más nos da que padre e hijo se insulten, se defiendan o se amen en el subtexto que queda entre el blanco de las letras! ¡Qué más nos da que los autores que luchan por su puesto en el mejor de los cadalsos reciban su porcentaje de autores o no! Son luchas pequeñas, menores. Luchas egoístas, siempre uno mirando hacia sí mismo. El humanismo que muchos proclaman, el entendimiento entre seres iguales de forma, pero no de contenido, no existe. Los jóvenes sí están concienciados de eso: en la diferencia está la igualdad. "Democracia", sí, pero una democracia democrática. Claro que en este mundo de Mad Max, por supuesto, terminarán aceptando, queriendo y diciendo que "esto es lo menos malo de todo lo malo que podía suceder". Lástima que pensemos así. Lástima que realmente así sea. Y lástima que algún día termine arrepintiéndome de pensar que las cosas se pueden mejorar, que la revolución se puede hacer, que la unión de muchos consigue cambiar realidades, y que por donde hay que empezar no es por abajo, sino por arriba. Repartiendo cuartillas, enfadados porque los amigos no comparten las mismas opiniones (no comparten opiniones, directamente), porque los que dudan callan, y los que saben callan, y los que no quieren saber callan, no se va a conseguir nada. Los textos se escriben y se olvidan tan rápido... Esta sociedad de rápido consumo nos atora, nos consume la energía y entonces solo queremos que nos dejen en paz. Cobrar o no cobrar, escribir o no escribir, luchar o  no luchar. Los dioses del olimpo siempre han disfrutado del caos de la tierra. Les reconforta saber que cada uno tendrá su lugar, puesto que para eso ellos han nacido dioses. Ni siquiera los semidioses tienen su respeto. Por supuesto los dioses crearon La Vegas dejando felizmente que los hombres se mataran entre sí jugando a inconsistentes juegos de azar. ¡Qué otra televisión iban a ver sino! ¡Con qué otras aventuras iban a entretenerse! ¡Qué historias iban a compartir en la eternidad de su especie sino las risas que les provocan la imbecilidad de la manada encabronándose por medio metro de alfalfa! Por supuesto, siempre el punto de vista, para todo, es lo que prima. Cuando se sepa mirar de otra manera, a lo mejor, la manada (las ovejas viejas y las jóvenes) consiga ver que más allá hay prados vírgenes con alfafa para todos. Solo hay que defecar un poco en el prado en el que comen, dejarlo abonado, para un día, pronto, volver a cosechar. Cuando eso ocurra, a lo mejor las manadas ya no necesitarán que los dioses les digan donde deben pastar. Me gustaría pensar que eso es fácil de conseguir.

miércoles, 26 de enero de 2011

LA CENA DE AMADOR SIN MIEDO

Hace tiempo que no escribo en el blog por varias razones:

Falta de tiempo, en parte, porque el poco tiempo de que disponía para estos menesteres se lo dedico al consumo afectivo, una especie de inercia que me han provocado desde hace tiempo las redes sociales y los vídeos de internet: Facebook, Twitter, Linkedin, Vimeo, Youtube.

Falta de motivaciones, puesto que esta inercia del consumo de información en la red, alguna útil, otra no tanto, con la navegación rápida tan solo te deja con el regusto del titular que se corresponde a lo que antaño nuestras generaciones mayores hacían y hacen habitualmente a la hora del café, que es leerse un periódico en papel pasando las hojas rápidamente (de ahí el éxito que tuvieron/tienen los periódicos gratuitos que los partidos políticos distribuyen en los metros y/o cafeterías de las ciudades).

Y finalmente, esta también creo que la compartimos muchos, desidia social y política. La falta de creencia y pertenencia. Es como cuando éramos todavía más jóvenes y nos dábamos cuenta que lo que decían nuestros padres o abuelos, por mucho que creyeran era bueno para nosotros, no tenía ningún sentido, vivían en otra realidad distinta a la nuestra, y lo mejor para no cabrearles, cabrearnos, era callarnos la boca y asentir como si ellos llevaran la razón. Luego íbamos al colegio, los institutos y las universidades y nos desahogábamos hablando de ellos. ¿En qué mundo viven?

Pues bien, tras todas esas fases que he vivido en estos últimos meses, necesarias siempre y cuando el cuerpo las pida, he decidido empezar a leer el profundidad algunos temas en concreto. Igual que antes del 11-M se palpaba la rabia, el asco y el miedo en parte de la sociedad española, cansados de escuchar cantidad de salvajadas, mentiras y, lo que es terrible, censura en los medios por parte del partido gobernante, ahora se siente el miedo en los políticos, en los artistas, en los "culturetas" que ya han hecho su abril y su mayo. Desde luego ellos hacen las leyes y tienen la sartén por el mango, y están haciendo unas leyes termidorianas, el terror hacia esos jóvenes que tienen su mundo a parte y un día, mientras comen, el chaval se levanta y dice: Sabes, papá, no tienes ni idea de nada. Me voy de casa. Tú no puedes ser un ejemplo para mi futuro, de seguirlo estaría perdido. Entonces el padre levanta la mano, sintiéndose (curiosamente) él amenazado, y le dice: Tú no te mueves de tu asiento. Yo soy tu padre. ¿Os suena de algo? Y qué es lo que hace el hijo: Tú no me has cuidado en la vida, yo ya soy mayor de edad, se lo que quiero, tú solo me has cuidado cuando te ha interesado y para sacar algún provecho futuro de mí. Pues mira, tengo dos opciones: o irme por las buenas, o irme por las malas ¿no se supone que vivo en un país libre? Pues eso es lo que están haciendo los políticos con la red, con internet, con los jóvenes y consumidores de internet que por suerte cada vez son más. 

Este ogro gigantesco que necesita alimentarse cada día, el "nuevo capitalismo" de Skype y Google, como lo llama Amador, esta red casi infinita de la que ya somos parte por encima de nuestros padres, gobiernos, estados y fronteras, esta red que nos conecta con los nuestros de todo el mundo: jóvenes como nosotros que entienden de qué va esto (porque hemos nacido y nos hemos formado chupando de los tentáculos del gran monstruo que nos entiende, nos da calor y regocijo), y caras de otros con los que sentirnos identificados... Esto es lo que tratan de destruir desde Estados Unidos (curiosamente ellos dieron vida al monstruo que también se les rebeló). Todo hijo que quiera evolucionar tiene que rebelarse ante el padre, ya lo decía Freud. Y todo padre que se precie, que quiera a su hijo de verdad, debe apoyar a su hijo en el camino, darle la mano y crecer con él para que haya un entendimiento de por vida y para algo más importante: PARA QUE EL HIJO CUIDE AL PADRE DE MAYOR. Si el padre le quita libertad, le azota y le prohíbe (como medida de miedo), cuando el hijo salga de esa cárcel, jamás echará una mano al padre. Y NO AL REVÉS COMO DICEN LOS POLÍTICOS. La ley Sinde conseguirá que los escritores, directores, intelectuales, juntos en un futuro en la red, consigan cosas para vosotros. ¿Pero no se han dado cuenta los padres que son ellos los que nos necesitan? ¿NO SE HAN DADO CUENTA TODAVÍA QUE ESTA ES LA LUCHA DE TODA LA VIDA Y QUE LAS COSAS NO SE HACEN CON MIEDO, TEMOR Y LO QUE ES PEOR, IGNORANCIA? ¿No han visto que niños de 14 años enseñan a sus abuelos a entrar en internet? Pero si hasta todavía hoy, las generaciones mayores, siguen cuestionándose el uso de un simple ordenador como máquina de escribir... En esta materia, lo siento señores, por muchos asesores de los que se rodeen, no tienen ni idea de qué materia está hecho el monstruo. Claro que es normal, teniendo tantos frentes abiertos. 

Hoy vuelvo al blog, porque aunque hay millones de blogs en el mundo, y puedes encontrar casi todo lo que buscas, e incluso puedes encontrar la misma información asentada en varios lugares, me he dado cuenta de que Twitter o Facebook no te dejan reflexionar demasiado. El consumo de información es demasiado rápido y quien no se conecta a la misma hora es posible que no vea tu comentario. Y de verlo, nadie te asegura que tenga tus mismas inquietudes y el comentario, la crítica o la mini reflexión pase, tan simplemente desapercibida.

Hoy vuelvo al blog porque llevo días protestado por la Ley Sinde, siendo, de alguna manera, creadora. Pero no de las creadoras que cobran derechos de autor, algo que me es indiferente, pues solo para cobrar hace años derechos de autor de algunas obras audiovisuales, la bronca empezó con los porcentajes entre guionistas. Y llegados a ese punto me dio pereza comprender el sistema del comportamiento humano. Vuelvo al blog porque leyendo opiniones de un y otro lado me encuentro con un artículo escrito por AMADOR FERNÁNDEZ-SAVATER que aunque lo ponga en mi muro se que pocas personas leerán. Por supuesto me siento identificada con sus opiniones. Las redes sociales son más para quedar, hacer comentarios jocosos, o publicitarse uno mismo que para leer textos en profundidad.

El artículo de Amador no tiene desperdicio (se puede ver el enlace accediendo desde el título de esta entrada). Explica con gran claridad y precisión de qué va esto de la Ley Sinde, quienes opinan, quienes son invitados a opinar y por qué. Que Alberto García Alix, Cristina García Rodero, Juan Diego Botto, Manuel Gutierrez Aragón y demás participantes a una cena pagada por nuestros impuestos (que a estas alturas es lo de menos) tengan miedo de los jóvenes, no tengan ni idea de que va la red, cómo funciona, ni nada por el estilo, dice mucho de este país. Que algunos de sus hijos bajen cosas de red no nos sorprende. Todos sabemos que algunos de ellos fueron en los 80 y 90 los progres (con dinero, hijos de sus mamás y sus papás) de España. Pues bien, es normal que tengan miedo cuando ya no tienen ni idea de lo que se cuece alrededor. Que vean que sus ingresos merman porque el 10% de los que ven sus maravillosas películas y fotos lo hacen por la red (y que den gracias, que los internautas buscan otras cosas de mayor calidad o acción). ¿PERO NO SE DAN CUENTA QUE EL MIEDO QUE DICEN EN LA CENA TIENEN A LOS JÓVENES -QUE LO ES, PORQUE NO SABEN COMO CONVENCERLES- NO ES MÁS QUE EL MIEDO IMPUESTO DEL IMPERIO (que puede más que tener a los hijos contentos porque el imperio premia con bienes materiales y económicos pero los hijos solo gastan) DEL CABREO QUE TIENEN LOS AMERICANOS CON LAS DESCARGAS DE SUS PELÍCULAS DE PROPAGANDA CINEMATOGRÁFICA? ¿QUE QUIEREN EMBOLSARSE MÁS DINERO, TODO LO QUE PUEDAN, DE TODOS LOS LUGARES, PARA SEGUIR FABRICANDO ARMAS Y COMPRANDO PETRÓLEO? ¡¡¡Acabáramos!!! Que las Ley Sinde, como la mayoría de lo que sucede en este país desde hace tiempo, y seguirá siendo, esté quien esté gobernando, no es más que una bajada de pantalones ante los alemanes, franceses, americanos y chinos. AGRADEZCO LA LEY SINDE, porque los historiadores necesitan ponerle un principio a las cosas. Y SOBRE TODO AGRADEZCO A AMADOR FERNANDEZ-SAVATER haberle puesto nombre y apellidos a la ignorancia que se vive en este país.

Algo bulle en mí, como bullía antes del 11-M. Y no es exactamente un cambio de gobierno, para nada. A estas alturas es casi indiferente que gobierne el centro derecha o el llamado centro izquierda. Es un cambio social el que se palpa. Cambios necesarios para evolucionar y no quedarse estancado. Cambios en silencio, en la red, sin enfrentamientos en las calles, sin muertos pero con víctimas. Porque los jóvenes, algunos de ellos, no sabrán escribir bien, cojearán a la hora de saber quién es quien y el background real de los que tienen enfrente, pero les darán cien vueltas a muchos a la hora de conseguir algo en la red en cero coma. La misma administración dejaría de tener sentido si estos jóvenes trabajaran para ellos. Da miedo ¿verdad? Da miedo que para algunas cosas que interesan se abaraten los precios, y da miedo que para otras se mantengan. Claro que da miedo. La ignorancia da miedo. Y aunque algunos jóvenes ignorantes tengan miedo, son mucho más echados para adelante que aquellos no tan jóvenes que ya están acomodados. Claro que ellos han vivido la guerra. Sí, mis grandes y loados respetos. Vivir la guerra no da privilegios, da perspectivas. Da humanismo. Da grandes valores. Pero las guerras son infinitas, constantes: sociales, económicas, religiosas... Vivimos en guerra dentro del sistema "democrático" imperial de occidente. Así que está claro que algo huele a podrido en Dinamarca y que la red no tiene fronteras.