domingo, 24 de enero de 2010

A CIEGAS

Una mirada hacia atrás. Un blog, miles y millones de blogs. Apenas si un 10% del contenido de los mismos vale la pena. Hay mucha publicidad, mucha noticia que caduca nada más ser publicada o que por simple exceso, no nos da ni tiempo a ver. El tiempo. Contabilizar las horas que utilizamos para dormir, comer, restar las que dedicamos a sumergirnos en la caja de la nada: televisión u otras formas de entretenimiento vacías, ratos que pasamos con amigos y conocidos emitiendo ruidos sin contenido, momentos que dedicamos a la lectura y navegar sin rumbo cierto en un maremagnum de información. Eso es peor que vivir a ciegas. Y digo esto no por rellenar un espacio en blanco, lo digo porque hace una semana me fui a la Plaza del Ángel, en Madrid, y me uní al último proyecto de mmmm... http://www.mmmm.tv/index.html, colocándome un antifaz en los ojos y caminando por la calle Huertas, literalmente a ciegas. Entonces descubrí el maravilloso mundo de los sonidos, del tacto, del calor humano, de la textura del suelo, de los obstáculos, de la soledad, del miedo. Durante 30 minutos a ciegas realicé el viaje del héroe que sirve como estructura narrativa de la mayoría de los guiones: del mundo ordinario pasé al mundo especial, y cuando salí de él, ya era otra persona.
Recuerdo, estando a ciegas, que escuchaba, sin querer, las conversaciones de los que me rodeaban. Sentía como los que veían me rehuían, para no chocarse conmigo, y solo los que habíamos decidido experimentar la ceguera nos encontrábamos en medio del abismo, nos reconocíamos por el tacto y el movimiento, y seguíamos nuestro camino a tientas, utilizando nuestras manos como medio de protección. Estando a ciegas entendí que el camino está lleno de obstáculos caprichosos, bancos de piedra, metales fríos que protegen árboles raquíticos, malformaciones del empedrado que impiden el paso armónico, estructuras rugosas de paredes que parecen armas inquietantes. Y sin embargo, acostumbrada a la ceguera, pese a mi desorientación inicial, entendí que el resto de los sentidos se agudizaban. ¿Era eso estar ciego? ¿Vivir con un bastón? ¿Sentir que los que te rodean te rehuyen o, a veces, te ayudan a pasar un charco? Recordé mientras deambulaba calle arriba y calle abajo la obra de teatro Jesus Campos García, que lleva el mismo nombre: A Ciegas, una metáfora sobre la subsistencia, la oscuridad y la guerra. Me pregunté qué habría sucedido si, en caso de ser actriz, hubiera tenido que interpretarla. Pues bien, la conjunción de una performance en la calle a pleno día, la obra de Jesús Campos García, y la sensación de que la mayoría de lo que uno ve y lee cada día no le aporta casi nada, me llevaron a un punto sin retorno. No importa lo que uno haga, al final vence el nihilismo. El ciego puede sentir más que el que utiliza los ojos para recapitular. Pues la visión no está en los ojos, sino en los sentidos, que son seis (el sexto también cuenta). Y por lo general, utilizamos solo uno, el que nos resulta más fácil y cómodo. Con los ojos trato de leer contenidos. Navego por blogs y páginas y, al final, desespero con el paso del tiempo, la energía gastada, y la gran cantidad de desinformación acumulada. Así que deduzco con ello, que lo mejor es navegar a ciegas, dar al botón del enter sin mirar, recrearse con el sonido de las teclas, y tocar la pantalla para saborear una sola línea entre miles que tu sexto sentido te dice: ahí hay algo interesante. Y finalmente, apargar el ordenador, y quedarse mirando la pantalla en negro para escuchar el sonido de las estrellas. Pues está claro, que los sueños de los ciegos, son en colores y en 3D.


domingo, 3 de enero de 2010

NADIE

Un año con nadie. Una brisa acaricia a nadie. El perfume que tapa a nadie. La superestructura de nadie. Como si deshaciendo todo aquello que no ha servido para nada pudiéramos conseguir que alguien se diera cuenta de que el vacío pende de un hilo. ¿Para qué? Una pregunta en el aire que nadie se hace para no responderse nada. Hace tiempo no éramos tan cínicos ni tan perversos, hace tiempo sonreíamos con el corazón y sin corazas. Nadie ve la televisión: de nuevo le taladran las otras realidades que no le dicen nada. ¡Pues no han conseguido los medios, con la saturación que hasta alguien deje de prestar atención! Rellenar espacios, tintas para imprimir papeles, imágenes que crean ruido en nuestras pantallas, los ojos del más allá, la propaganda. Y ahora el monstruo al que damos de comer cada día, que nos devora los pensamientos, las horas, y a cambio nos da basura (por si teníamos poca). Los autores se quejan ¿de qué? El monstruo les está devorando e invalida su virtuosismo a cambio de nada, pues que es un nombre sobre un blanco. Claro que alguien vive en Matrix hace demasiado tiempo, y no quiere darse cuenta; es más fácil no hacerlo. ¿Pero qué es el tiempo que va a un ritmo tan lento para unas cosas y tan rápido para otras? Nadie se queda en silencio. No quiere ver, oir, ni sentir. Si ha nacido para estar programado por el sistema se chutará Soma o cogerá su arma preferida. La acción es un método como otro cualquiera... Nadie sabe que alguien no es nada más que un cero. Recuerda el código binario. Alguien es cero y por lo tanto no suma, más bien resta. Resta para el avance, resta porque para sentirse alguien tiene que estar y el está lo hace con las reglas del juego de un sistema (sea el que sea) que está creado por aquellos que crean todas las falsas realidades según sus intereses partidistas, económicos y chanchulleros (aunque lo llamen de otra manera). Para alguien los mensajes tienen sentido, le gustan, los necesita, pide más para rellenar sus huecos vacíos, para tener de qué hablar y, lo peor de todo, pare sentirse "alguien". Nadie está en silencio y seguirá en silencio mientras alguien quiera seguir fabricando basura y regocijándose en ella. It´s time to...