Abro la puerta. Hay un tipo dentro sentado en medio del cuarto con un cascabel colgando del cuello. Está desnudo, igual que el lugar. Me mira fijamente. Su cascabel suena acompañando al tema de Fuck Buttons, Sweet Love For Planet Earth.
El gato de Lisa se cuela por la puerta y se acerca al hombre. Le lame los pelos de las piernas sugiriendo movimientos que acompañan la música. El hombre se ríe. Siente placer, perdido en el nuevo mundo que se le brinda. Acaricia al gato. Entorno la puerta y camino por el pasillo. Todavía escucho la música y el cascabel cuando el cartero llega silbando. Me da una carta con remite de Joe The Plummer.
- No conozco a Joe.
- Es para tí.
- No conozco a Joe.
El cartero se aleja con su silbido por el corredor y me deja ahí en medio, sin saber qué hacer con la carta de Joe. Boom, boom, boom. Observo el sobre. Portishead. Bang, bang. Viene a mi nombre: Ryu Nakayama. No estoy tan seguro de ser Ryu pero en el sello de mi anillo es lo que pone. El cascabel, Fuck Buttons, noise, electro imagination, dimension, resurection… Boom, boom, boom. Abro el sobre y leo la nota que viene dentro.
- Dale de comer al gato y viste a Obama, mi amigo del cascabel.
¿Obama? Llamo a la puerta de Lisa y sale con una copa de vino, riéndose, enseñándome su dentadura torcida. Sex Automata, de Ex Models tapa el sonido de Fuck Buttons.
- Ryu, ¿quieres divertirte con mis amigas?
Sex Automata, sex automata, sex automata…
- No. Quiero saber las medidas de Obama. Tengo que comprar ropa y vestirle, pero había pensado que podías hacerlo tú. A cambio cuidaré a tu gato.
- No es mi gato. Es de Joe. Respecto a Obama, será mejor que te olvides de él. No merece la pena.
- Pero Joe The Plummer ha dicho…
- Joe siempre dice, pero no hace nada. Olvídate de él, y de su gato, y de su amigo.
De la puerta contigua sale el gato de Joe con el cascabel en el cuello. Camina lentamente dejando que el sonido me invada. Nos observa desganado y se aleja dando saltitos. Detrás sale Obama, desnudo, sin cascabel. Lisa se empieza a reír. Se acerca a él y le besa.
- Me gusta más desnudo, Ryu. Será mejor que no hagas nada por él.
Sex Automata...
- Pero Joe ha dicho…
- Joe? Who the f**k is Joe? Nadie conoce a Joe. Toma tus propias decisiones y no te creas los cuentos de los demás. Joe no es más que un personaje que sirve para hacer campaña política. Fíjate en Obama, está más guapo desnudo.
- Pero Joe ha dicho…
- Ryu, eres un pesado. No tienes personalidad. Vete a la mierda.
Lisa coge de la mano a Obama y tira de él. Le mete en su casa. Las chicas de la fiesta gritan admiradas. La puerta se cierra. Todo se queda en silencio por un momento. Yo me quedo ahí, sin saber muy bien qué hacer, qué puerta abrir, hacia donde dirigirme. La carta de Joe The Plummer sigue en mi mano. Vuelvo a leer la nota. Solo que ahora hay algo muy diferente escrito con letra de niño pequeño y tinta negra:
- No te olvides de comprar We Were Dead Before the Ship Even Sank de Modest Mouse.
Viene a mi cabeza Dashboard. “Well, it would´ve been, could´ve been worse than you would ever know. Oh, the dashboard melted, but we still have the radio. Oh, it should´ve been, could´ve been worse than you would ever know. Well, you told me about nowhere. Well, it sounds like someplace I´d like to go…” Fuera el silencio, dentro palabras, palabras, palabras.
Entro en la tercera puerta, en mi casa, un portátil en el suelo sobre una alfombra blanca. Al lado mi ipod negro. Paredes blancas. The Mark on the Wall de Virginia Woolf, boca arriba, abierto por una página. Leo en silencio: “I wish I could hit upon a pleasant track of thought, a track indirectly reflecting credit upon myself, for those are the pleasantest thoughts, and very frequent even in the minds of modest mouse-coloured people, who believer genuinely that they dislike to hear their own praises”. Sigo tarareando la canción de Modest Mouse. Me pongo los auriculares del ipod. Suena Dashboard: “See it wasn’t quite as bad as. Oh, it would´ve been, could´ve been worse than you would ever know”. Joe Plummer, el percusionista de Modest Mouse deja de tocar. Me levanto y tiro la carta a la papelera plateada. La tapa cae inundando de un sonido metálico mi espacio.
El gato de Lisa se cuela por la puerta y se acerca al hombre. Le lame los pelos de las piernas sugiriendo movimientos que acompañan la música. El hombre se ríe. Siente placer, perdido en el nuevo mundo que se le brinda. Acaricia al gato. Entorno la puerta y camino por el pasillo. Todavía escucho la música y el cascabel cuando el cartero llega silbando. Me da una carta con remite de Joe The Plummer.
- No conozco a Joe.
- Es para tí.
- No conozco a Joe.
El cartero se aleja con su silbido por el corredor y me deja ahí en medio, sin saber qué hacer con la carta de Joe. Boom, boom, boom. Observo el sobre. Portishead. Bang, bang. Viene a mi nombre: Ryu Nakayama. No estoy tan seguro de ser Ryu pero en el sello de mi anillo es lo que pone. El cascabel, Fuck Buttons, noise, electro imagination, dimension, resurection… Boom, boom, boom. Abro el sobre y leo la nota que viene dentro.
- Dale de comer al gato y viste a Obama, mi amigo del cascabel.
¿Obama? Llamo a la puerta de Lisa y sale con una copa de vino, riéndose, enseñándome su dentadura torcida. Sex Automata, de Ex Models tapa el sonido de Fuck Buttons.
- Ryu, ¿quieres divertirte con mis amigas?
Sex Automata, sex automata, sex automata…
- No. Quiero saber las medidas de Obama. Tengo que comprar ropa y vestirle, pero había pensado que podías hacerlo tú. A cambio cuidaré a tu gato.
- No es mi gato. Es de Joe. Respecto a Obama, será mejor que te olvides de él. No merece la pena.
- Pero Joe The Plummer ha dicho…
- Joe siempre dice, pero no hace nada. Olvídate de él, y de su gato, y de su amigo.
De la puerta contigua sale el gato de Joe con el cascabel en el cuello. Camina lentamente dejando que el sonido me invada. Nos observa desganado y se aleja dando saltitos. Detrás sale Obama, desnudo, sin cascabel. Lisa se empieza a reír. Se acerca a él y le besa.
- Me gusta más desnudo, Ryu. Será mejor que no hagas nada por él.
Sex Automata...
- Pero Joe ha dicho…
- Joe? Who the f**k is Joe? Nadie conoce a Joe. Toma tus propias decisiones y no te creas los cuentos de los demás. Joe no es más que un personaje que sirve para hacer campaña política. Fíjate en Obama, está más guapo desnudo.
- Pero Joe ha dicho…
- Ryu, eres un pesado. No tienes personalidad. Vete a la mierda.
Lisa coge de la mano a Obama y tira de él. Le mete en su casa. Las chicas de la fiesta gritan admiradas. La puerta se cierra. Todo se queda en silencio por un momento. Yo me quedo ahí, sin saber muy bien qué hacer, qué puerta abrir, hacia donde dirigirme. La carta de Joe The Plummer sigue en mi mano. Vuelvo a leer la nota. Solo que ahora hay algo muy diferente escrito con letra de niño pequeño y tinta negra:
- No te olvides de comprar We Were Dead Before the Ship Even Sank de Modest Mouse.
Viene a mi cabeza Dashboard. “Well, it would´ve been, could´ve been worse than you would ever know. Oh, the dashboard melted, but we still have the radio. Oh, it should´ve been, could´ve been worse than you would ever know. Well, you told me about nowhere. Well, it sounds like someplace I´d like to go…” Fuera el silencio, dentro palabras, palabras, palabras.
Entro en la tercera puerta, en mi casa, un portátil en el suelo sobre una alfombra blanca. Al lado mi ipod negro. Paredes blancas. The Mark on the Wall de Virginia Woolf, boca arriba, abierto por una página. Leo en silencio: “I wish I could hit upon a pleasant track of thought, a track indirectly reflecting credit upon myself, for those are the pleasantest thoughts, and very frequent even in the minds of modest mouse-coloured people, who believer genuinely that they dislike to hear their own praises”. Sigo tarareando la canción de Modest Mouse. Me pongo los auriculares del ipod. Suena Dashboard: “See it wasn’t quite as bad as. Oh, it would´ve been, could´ve been worse than you would ever know”. Joe Plummer, el percusionista de Modest Mouse deja de tocar. Me levanto y tiro la carta a la papelera plateada. La tapa cae inundando de un sonido metálico mi espacio.