lunes, 5 de julio de 2010

TASUKETE/SOCORRO

Vivimos acosados por el marketing y la comunicación viral; el spam; la nueva publicidad encubierta y descubierta, lo que nos llega por los medios tecnológicos, pero que nos parece normal y no nos importa.

Les pondré un ejemplo para que se entienda. Hace unos meses me presenté al Premio Revista Eñe de Literatura Móvil, escribiendo varios microrrelatos. Y uno de los más votados la semana 19.04/25.04, el que escribí con gran cariño, fue este que a continuación publico:

TASUKETE Trazaban líneas en la arena con palos de bambú cuando los aviones se acercaron a la costa. Los motores de los B-25 les impedían escuchar el sonido de las olas serenas, un día soleado y triste. Segundos después de los bombardeos el piloto del último avión miró hacia tierra para ver si habían acertado en el blanco. Y allí, entre cuerpos sangrientos de niños de uniforme, quiso leer: TASUKETE!, la palabra que le persiguió el resto de su vida.
Autor: Twiggy Hirota Fecha: 21.04.10 Votos: 182

Hoy, más de un mes y medio después, me envían un mail muy curioso. Agradecen my participación en el concurso y me envían un link para explicarme quién es la persona ganadora y los finalistas. También incluyo el microrreltato de la ganadora porque me gusta:

Tienes las manos pequeñas, le dijo ella, con un deje de decepción en la voz, a su asesino.
Autora: Patricia Esteban Erlés

A continuación adjunto un link de una página sobre Patricia Esteban Erles, a la que que felicito por el premio de 3.000 euros. http://www.escueladeescritores.com/patricia-esteban-erles

Pero lo mejor de todo no es el premio, ni lo que muchos hablamos en talleres literarios sobre determinados premios dados de antemano -menos criticables cuando se trata de dinero privado y no público-, sino lo que sigue, que eso ya sí es ofensivo directamente. El mail dice así: "Para celebrar contigo el éxito del concurso, queremos hacerte una oferta muy especial: ahora puedes suscribirte a Eñe con un descuento del 20%." Perdón, ¿es esto spam o a mí me lo parece?

Conclusión: una soltera, residente en Madrid, que bien podría ser participante del 1,2,3, decide, a falta de la emisión de este programa, escribir varios microrrelatos, algo que le place desde hace algunos años, para el concurso de una revista que lee muy de vez en cuando y tiene por una revista de cierta calidad literaria...

Por supuesto si participa no es para perder, como la mayoría de los concursantes le gustaría ganar. Finalmente no gana. Pero bueno, se da con un canto en los dientes ya que gracias a las nuevas tecnologías y al boca a boca llegar a ser uno de los más votados de la primera semana, algo muy de agradecer a amigos y conocidos y desconocidos que lo han leído y votado, con la cantidad de gente que se ha presentado, es casi un privilegio. La autora, o sea mi otro yo, está contenta del texto que ha escrito, porque es exactamente el que quería escribir y contiene el ritmo y las palabras que deseaba. Y se siente realizada al haberlo compartido con sus amigos, conocidos y desconocidos gracias a una propuesta de alguien para realizar este concurso y la facilidad que nos permiten para determinadas cosas las nuevas tecnologías. Lo que ella piensa es que si le ha dedicado un tiempo muy valioso a realizar algo placentero y compartirlo y a su vez ha servido para que una marca literaria haga su abril y mayo y se de a conocer más entre un perfil de gente al que todavía no llegaba, gracias al sistema de votos, lecturas y búsquedas de los microrrelatos, ya está el contrato no escrito ni verbal claro. Lo que se conoce como el toma y daca. Así que ella solicita a la revista literaria que encima de haber dedicado varias tardes a escribir microrrelatos para ellos (por supuesto esperando ganar), no le vengan ahora vendiendo la publicación, que conoce de sobra, pese al amable descuento ofrecido, no a ella, sino a los cientos de participantes de este concurso, del que solo uno/una, Patricia Esteban Erlés, conocedora del medio y los mediadores, ha ganado los 3.000 euros del premio (insisto, felicidades). Pues bien, eso es lo que es una campaña de marketing viral: un mes y medio anunciándose en diversos lugares literarios para captar a la gente a participar en el concurso, el sistema de votos y lectura apto para que los propios concursantes soliciten a sus amigos la lectura y lo compartan (cadena viral), y finalmente el remate, la estocada, por si no te había quedado claro, de regalo, unos gramitos de SPAM (droga dura donde las haya): no ha ganado nada, nada de nada, bueno sí, ha ganado participar con nosotros, y además, cuando compre nuestra revista a usted por ser exclusivo y simpático, le vamos a hacer un descuento. ¡Qué subidón! Pregunta ¿cuánto les ha costado la campaña de marketing directo? ¿Se la desgraban? ¿Quién se va a tomar unas gambas a la plancha a la salud del complejo y trivial mundo de los concursos literarios? Yo no, desde luego, que estoy pelada. Pero sí, buen provecho que invita la ganadora, y no me envíen más spam, por favor.

Insisto que Eñe es una revista para pasar el rato, y que no tengo nada en contra de ella, sino en la tomadura de pelo del concurso, igual que la tomadura de pelo de millones de cosas que nos llegan a diario por la red, unas que se ven a la legua, otras que cuesta un poco más discernir si tienen tongo o no... Pero vamos, lo que está claro, y cada vez más, es que el branding, la publicidad, la comunicación y el marketing virales, junto con el dichoso e ilegal e irrespetuoso SPAM tratan de colarse por todos nuestros sentidos sin ningún beneficio real a nuestra persona, aunque aparentemente nos ofrezcan el oro y el moro, como un cutis más fino y un crecimiento de pelo para calvos totales en menos de tres días.

Como ya se que de momento no voy a ganar determidados concursos, decidiré si me presento o no a aquellos en los que todavía se puede competir en igualdad de condiciones y leyéndome antes la letra pequeña, puesto que mis mails están abarrotados de "virus publicitarios" para consumir tiempo, dinero y energía. Personas que antes te escribían para venterte un curso o una revista ahora piden donativos para pagar los viajes de sus hijos a realizar actos sociales divinos, y otros te venden el año nuevo, en el que dios, mediante el elixir de la vida, se va a personificar en los creyentes para sus gloria respectiva, y los demás mortales a jorobarse... etc. etc. etc.

A estas alturas poco me queda que decir. ¡Viva el consumo y el moreno de playa! Y cuando gane un concurso literario, ya invitaré yo a las gambas, pese a que el iva en los restaurantes haya subido al 18% y para cuando a mi me toque ganar, esté por las nubes. Tasukete, kudasai.